jueves, 4 de septiembre de 2014

Literatura: Galdós y su Marianela

 


 
En esta grandísima novela, Galdós habla de la vida de varios personajes que se mezclan en una historia que pretende reflejar la realidad. De esta forma, observamos que las descripciones son excesivamente detalladas y que el concepto de miseria que vivían los habitantes de Socartes es extremo.
 
Marianela es una niña que ha sufrido mucho y así nos lo hace ver Galdós. Su felicidad es servir de lazarillo a un ciego, el cual pertenece a un mundo opuesto al suyo: el de la burguesía industrial. Por eso, es feliz mientras Pablo sea ciego, porque es la única manera de que haga algo útil. Su desgracia viene dada por dos situaciones: la venida del oftalmólogo Teodoro Golfín y la promesa de matrimonio impuesta a Pablo con su prima Florentina.
 


 
Y en este fragmento, divisamos una semejanza enorme entre el Lazarillo de Tormes y la Nela, la diferencia está en que el primero logra ser algo en la vida. Pero sí podemos afirmar que esta situación descrita en el texto, nos hace pensar en el hambre que también pasaba el personaje del Lazarillo.
 



Literatura: Dostoievski y el eterno marido




 
Dostoievski nos relata la historia de Veltchaninov, un personaje atormentado por el pasado y por una trifulca familiar (herencia) que le quita el sueño. Ante todo esto, se encuentra con un viejo conocido que resulta que es su antiguo amigo: Pavel. No obstante, el escritor nos explica que su encuentro no es casual, ya que Pavel sabe que su hija no es fruto de su matrimonio, sino de los cuernos que le puso su mujer con Veltchaninov. Esta situación amarga a Veltchaninov que sospechaba que su amigo tenía idea de esto y que el hecho de enseñarle a la niña es una especie de venganza. La narración nos lleva a que Pavel intente asesinar a Veltchaninov y que con anterioridad deja que su hija muera de fiebre ante su indiferencia. Lo más curioso de todo es que Veltchaninov llama a Pavel el eterno marido, haciendo alusión a la cantidad de infidelidades que sufrió de su difunta esposa.
 

Literatura: Agatha Christie

 




 
Arthur Calgary, carcomido por la culpa, decide transmitir la inocencia de Jack Argyle a su familia, pero lo que no sabe es que la reacción no será la esperada. De hecho, queda tan decpcionado y confuso, que visita al abogado allegado de la familia: el señor Marshall. Este le advierte que la familia no es lo que parece y que la reacción que le cuenta no le sorprende.

 
Vemos cómo Calgary se sorprende de la actitud indiferente y hostil de la familia Argyle ante la noticia de que Jack no fue el que mató a su madrastra Rachel.

 
Incluso Calgary se percata de que la noticia que les ha llevado les perjudica, ya que rompe con las ideas que se habían hecho. Eso demuestra que estaban contentos de que se culpara a Jack, puesto que les beneficiaba a todos.
 

 
Y por último, oteamos que incluso la misma familia no le tenía mucho afecto a la matriarca Rachel: la creían una vanidosa y que siempre quería conseguirlo todo. De hecho, la narradora no la "pinta" muy bien, guiándonos en el comportamiento de esta y en su excesivo egoísmo.
 
Sin duda, esta obra demuestra que Agatha Christie es una maga en la novela de asesinato y suspense, teniéndonos en duda sobre quién es el asesino hasta casi el final de la obra. Me parece magistral su forma de narrar y las técnicas narrativas que usa como las descripciones síquicas de los personajes, la guía para los lectores o sus continuas reflexiones en voz alta sobre el comportamiento de sus personajes.

Literatura: Agatha Christie y el teatro



 
Todos sabemos que cada género literario tiene sus características propias, si bien es verdad que los géneros también se entremezclan y este es un ejemplo de ello. Recordemos que existen obras que pertenecen a un género, pero que parecen otro. Si no léase Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, que parece prosa poetizada. Y en esta obra de Agatha Christie ocurre algo parecido; se ve cómo nos muestra una guía de lecctura, a imagen y semejanza de las obras teatrales en las que nos presentan a los personajes que van a participar.


Literatura: Zafón y el retrato de Dorian Gray


 
David Martín, el protagonista de la entrega del Juego del Ángel, se pregunta por qué no envejece. Tal vez sea su vida, es decir, los excesos que ha llevado y las maldades que ha realizado se alojan en otro lugar que no es su cuerpo. Recordemos que lo mismo se preguntaba Dorian Gay, hasta que le dio por ver su retrato y observar que ahí es donde se alojaban todas sus maldades. No sabemos si David también tiene un retrato, pero es curioso que tampoco envejezca. Puede ser que su patrón, el señor Corelli, le haya maldecido por no haber terminado el libro que le encargó.



Literatura: Zafón y la represión de la dictadura de Franco

 

 
 
 
Federico es uno de los personajes que aparecen en esta magistral obra de Zafón. Tiene una doble vida que, como muchos otros en plena dictadura, lo hacía a la escondida. Por lo visto, don Federico, además de relojero, le gusta travestirse de mujer e ir a espectáculos. Sin embargo y por desgracia para don Federico, el régimen condenaba estas prácticas por ser consideradas "inmorales".
 
De esta forma, podemos conocer nuestro pasado a través de las novelas de Zafón, que nos cuentan la vida de los Sempere y su famosa librería. 
 
 

Literatura: Zafón y la Virgen María



 
 
Al igual que La tía Tula, Jacinta no puede quedarse embarazada y como la Virgen María, es madre sin poder engendrar. Su hija será la niña que cuida, Penélope. A la que tratará como si la hubiese llevado dentro de sí durante nueve meses.
 


 

 

Literatura: Zafón y el Cementerio de los Libros Olvidados

 
Como siempre Zafón nos sorprende con su estilo y en esta gran novela nos presenta el Cementerio de los Libros Olvidados, en donde se esconden verdaderas joyas de la literatura y de escritores malditos. La historia se desarrolla justo después de la Guerra Civil Española y cuenta las peripecias de Daniel Sempere, el hijo de Isabella y de Sempere hijo del Juego del Ángel. Una vez más, las historias de esta trilogía se entremezclan para dejarnos en suspense.