LISTA DE AUTORES CANARIOS
LANZAROTE:
1. ÁNGEL
GUERRA (LANZAROTE)
2. ANTONIO
ZEROLO HERRERA (LANZAROTE)
El poema de la patria
Las olas que se encrespan de espumas coronadas,
Rompiéndose en las costas con ímpetu feroz,
Esas que un día vieron a las Afortunadas
De súbito surgiendo por el volcán lanzadas,
Al musical poema también unen su voz.
También, patria querida, son parte de tu historia
Las olas que bramando se tienden a tus pies.
De hazañas y leyendas nos traen la memoria.
Y hasta el color perdieron para tu enorme gloria,
Teñidas con la sangre del Almirante inglés.
3. BENITO
PÉREZ ARMAS (LANZAROTE)
De
pronto el de Tacoronte mirando de cabo a maestro Pedro, le dijo en tono
provocativo: "¿Usted es?". Y tío Pedro contestó en igual forma:
"¡Yo soy!". Sin más retos ni más palabras, tomaron campo enarbolando
los garrotes y se armó una de "no te menees". Las gentes acudieron
solícitas para ver el choque de aquellos dos maestros en el arte de jugar al
palo, pero se les "maguó" el gusto, porque el chasnero, sacrificando
el lucimiento de reglas y filigranas a la presteza del porrazo, le atizó un tan
soberano a su rival, que lo dejó tendido, al decir de los espectadores,
"con los ojos saltándosele del casco".
FUERTEVENTURA:
1. JUAN
ISMAEL (FUERTEVENTURA)
Desahucio
Ya sé que me dictaste absoluto desahucio
Deshabitándome atroz con ácida medida
De ese perfil de amor a buril a buril dibujado
Con sentirse vividos por sangre de mi entraña
Con palabras erguidas por oración constante
Con espejos guardando la mirada más tierna.
En tu calle transida de noche permanente
Una rojiza mano sobre su suelo frío
Levanta una fogata con los muebles del alma
Que ya en tu corazón eran sólo carcomas
De nudos de maderas caladas de desvíos
Y otras tablas dolientes de mi amante costado.
Agua urgente reclama una voz de suspiros
Por salvación acaso de lo que está maldito
Clama celos de un ángel de espada vengadora
Frente a lo ya sabido con réquiem funerario
Frente a un amor con vena alterada a otro pulso
Por ser otro inquilino morador de su frente.
2. MIGUEL
DE UNAMUNO (EXILIADO EN FUERTEVENTURA)
La aulaga majorera
No me traje conmigo a este confinamiento de
Fuerteventura más que tres libros que caben en un mediano bolsillo: un ejemplar
del Nuevo Testamento en su original griego, edición de Nestle, de Stuttgart, en
papel como tela de cebolla, y dos ediciones microscópicas, vademécum, de la
Divina Comedia y de las Poesías, de Leopardi, hechas por Barbera, en Florencia.
Desierto es esta solemne y querida tierra aislada de Fuerteventura, una de las
islas llamadas antaño Afortunadas y que tiene la fortuna y la hermosura a la
vez en su noble y robusta pobreza.
GRAN CANARIA
1. PINO
OJEDA (GRAN CANARIA)
Siempre esperando.
Desde aquella muerte temprana
cuando aún estaban mis hojas tan verdes.
Qué esperanzada pisaba los campos.
Qué generosa y colmada mi mano.
Qué afanada tras la cosecha.
Noches interminables vigilaban
al viento por si traía un mensaje.
Esperas bajo el sol. Diálogos
con la luna tristísima de invierno.
Y qué dolor bajo el cielo que cubre
tanto silencio,
tanta pregunta sin respuesta.
Van pasando los años.
Nada sobre la tierra.
Ninguna posible esperanza.
Ninguna verdad madurando.
Sólo silencio.
2. BARTOLOMÉ
CAIRASCO DE FIGUEROA (GRAN CANARIA)
La Selva de Doramas
Éste es el bosque umbrífero
que de Doramas tiene el nombre célebre,
y aquestos son los árboles
que frisan ya con los del monte Líbano,
y las palmas altísimas,
mucho más que de Egipto las pirámides,
que los sabrosos dátiles
producen a su tiempo, dulces támaras.
Aquí de varia música
hinchen el aire los pintados pájaros;
la verde yedra errática
a los troncos se enreda con sus círculos;
y más que el hielo, frígidas,
salen las fuentes de peñascos áridos.
3. TOMÁS
MORALES (GRAN CANARIA)
PUERTO DE GRAN CANARIA
Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico,
con sus faroles rojos en la noche calina,
y el disco de la luna sobre el azul romántico
rielando en la movible serenidad marina…
con sus faroles rojos en la noche calina,
y el disco de la luna sobre el azul romántico
rielando en la movible serenidad marina…
Silencio de los muelles en la paz bochornosa,
lento compás de remos en el confín perdido,
y el leve chapoteo del agua verdinosa
lamiendo los sillares del malecón dormido…
lento compás de remos en el confín perdido,
y el leve chapoteo del agua verdinosa
lamiendo los sillares del malecón dormido…
Fingen, en la penumbra, fosfóricos trenzados
las mortecinas luces de los barcos anclados,
brillando entre las ondas muertas de la bahía;
las mortecinas luces de los barcos anclados,
brillando entre las ondas muertas de la bahía;
y de pronto, rasgando la calma, sosegado,
un cantar marinero, monótono y cansado,
vierte en la noche el dejo de su melancolía…
un cantar marinero, monótono y cansado,
vierte en la noche el dejo de su melancolía…
4. JOSEFINA
DE LA TORRE (GRAN CANARIA)
Quisiera...
Quisiera tener
sujeta
la naranja de la tarde
así entre las manos, fresca,
sin la piel rubia y brillante,
tirabuzón de la luna
peinado por mi cuchillo.
Qué sabor a fruta nueva
ha de tener en los bordes
el mar, la arena y el aire.
¡Qué deseo de partir
en dos mitades la tarde!
Cuando la noche
se asome
a su ventanal de cobre
se tragará la naranja.
¡Ay, niña
desconsolada!
5. CHONA
MADERA (GRAN CANARIA)
Mi otra palabra
El verso: Mi otra palabra. De
siempre,
El leguaje de mis inquietudes.
De mi íntimo sentir, palabra.
De mis luchas y resignaciones.
De mis batallas.
Gracias a ella paliando he ido lo
difícil
De las épocas amargas.
(Casi no me es posible el recuerdo
De las felices, las de las horas
claras).
TENERIFE:
1. ANTONIO
DE VIANA (TENERIFE)
[DÁCIL Y EL CAPITÁN CASTILLO]
Gozaba Dácil del alegre sitio,
Sentada encima de la peña misma
En lo más alto de ella, entre las flores,
Mirándose en las aguas de la fuente
Donde hacía una agradable sombra
Como en espejo de cristal purísimo.
Sentada encima de la peña misma
En lo más alto de ella, entre las flores,
Mirándose en las aguas de la fuente
Donde hacía una agradable sombra
Como en espejo de cristal purísimo.
Oí el
murmurar del claro arroyo
Que desde allí tomando su principio
Bajaba al hondo y espacioso valle,
Y de las aves la sonora música;
Mas pensativa estando sola y triste
Con el cuidado en el suceso nuevo
De los recién venidos, mira atenta
Y ve subir hacia la fuente un bulto.
Que desde allí tomando su principio
Bajaba al hondo y espacioso valle,
Y de las aves la sonora música;
Mas pensativa estando sola y triste
Con el cuidado en el suceso nuevo
De los recién venidos, mira atenta
Y ve subir hacia la fuente un bulto.
2. VICTORIA
BRIDOUX (TENERIFE)
Vivir y morir
En el álbum de mi estimado amigo D.J.P.C.
Vivir con el pensamiento
entre imágenes soñadas,
viendo deslizar doradas
las horas del existir,
sin que ofrezca la memoria
un creencia perdida
ni una esperanza mentida:
eso se llama vivir.
Pero escuchar lentamente
las horas de la existencia,
con helada indiferencia
en monótono latir;
y, aunque el tumulto sofoque,
ver el mundo despoblado,
de placeres despojado,
eso se llama morir.
3. MANUEL
PADORNO (TENERIFE)
Tu cabeza
es la plaza de un pueblo
y tu pelo es de crin, tus ojos de cristal
negro y dentro una gota de agua puesta
por Dios, tus brazos cortos y tus manos
grandes, tus piernas cortas y tus pies
grandes, tu boca abierta o prieta como
la puerta que se abre y cierra cuando
le dan los aires de tu pensamiento.
Y gruñes, gimes, pataleas, llamas
la guardia de palacio; vienen, miran
mi tiempo, mi existencia, y se alejan,
nos dan la espalda y entonces ríes
y saltas, me haces gracia, dices tonterías,
te revuelcas por el suelo, trepas, subes
a una mesa alta en donde cantas, cantas
la miseria de tu tiempo y el mío.
y tu pelo es de crin, tus ojos de cristal
negro y dentro una gota de agua puesta
por Dios, tus brazos cortos y tus manos
grandes, tus piernas cortas y tus pies
grandes, tu boca abierta o prieta como
la puerta que se abre y cierra cuando
le dan los aires de tu pensamiento.
Y gruñes, gimes, pataleas, llamas
la guardia de palacio; vienen, miran
mi tiempo, mi existencia, y se alejan,
nos dan la espalda y entonces ríes
y saltas, me haces gracia, dices tonterías,
te revuelcas por el suelo, trepas, subes
a una mesa alta en donde cantas, cantas
la miseria de tu tiempo y el mío.
4. TOMÁS
DE IRIARTE (TENERIFE)
Esta fabulilla,
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.
Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.
Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.
En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.
«¡Oh!», dijo el borrico,
«¡qué bien sé tocar!
¡y dirán que es mala
la música asnal!».
Sin reglas del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.
Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.
Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.
En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.
«¡Oh!», dijo el borrico,
«¡qué bien sé tocar!
¡y dirán que es mala
la música asnal!».
Sin reglas del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.
5. CECILIA DOMÍNGUEZ LUIS (TENERIFE)
Cuando llegó la
hora
Descolgó el
traje rojo
Miró la ciudad
inmóvil bajo escamas de humo
-su corazón
perdido entre sus brazos ausentes-
Y respiró con
fuerza
Apretando los
labios
De pronto
recordó
Que el gato
estaba sucio,
Que no había
acabado de escribir a su madre,
Que, al fin y al
cabo, el día amenazaba lluvia,
Y con gesto
cansado
Volvió a cerrar
la puerta.
LA PALMA:
1. FÉLIX
FRANCISCO CASANOVA MARTÍN (LA PALMA)
Ocioso en los amaneceres
Cuando los mapaches parecen volar
En tu alcoba
Y las sendas guardan
Su blanca mosca
Del sueño,
Entonces en el aire puede nacer la idea
Y ella sola llena tu tiempo,
Sin apenas moverte del espejo
Roto en el viejo
Muro.
2. PEDRO
ÁLVAREZ DE LUGO Y USODEMAR (LA PALMA)
Un clarión he menester
y cierto que me desmaya
que con él quiera hacer raya
quien raya no puede hacer:
por vos, Gilarte, a temer
llego el dibujo, y no en vano,
que sabéis más que un gitano
y me diréis, por ventura,
la suerte de mi pintura
por las rayas de mi mano.
3. CRISTÓBAL
DEL HOYO (LA PALMA)
Al pico del Teide
¡Oh cuán distinto, hermoso Teide helado,
Te veo y vi, me ves ahora y viste!
Cubierto en risa estás cuando yo triste,
Y cuando estaba alegre, tú abrazado.
Tú mudas galas como el tiempo airado,
Mi pecho a las mudanzas se resiste,
yo me voy, tú te quedas, y consiste
tu estrella en esto y la crueldad de mi hado.
¡Dichoso tú, pues mudas por instantes
Los afectos! ¡Oh quién hacer pudiera
Que fuéramos en esto semejantes!
Para ti llegará la primavera
Y a ser otoño volverás como antes,
mas yo no seré ya lo que antes era.
4. LUIS
LEÓN BARRETO (LA PALMA)
Una vieja canción
El hombre, el vaso y la guitarra
Se inclinan en una soledad eterna.
Las palabras se perdieron,
los cantares y la música aquella,
─sencilla, que hablaba de amores─
Se quedaron flotando por sobre los ribazos.
El viejo enronqueció y las cuerdas desafinaron,
están yertas.
Aquí hay risas, y rabia a lo lejos.
El hombre mira el desierto y se calla.
Todos mordemos nuestro silencio.
EL HIERRO:
1. JUAN
PEDRO CASTAÑEDA (EL HIERRO)
De
imágenes poéticas irracionales
Está el
mundo lleno
Pero
Por mis
inundados ojos
No
entran sino inmundicias.
Bueno
También
veo
Textos
desconcertantes
Tal
persecuciones
Crímenes
y rosas, y,
Naturalmente,
blancuras
Que se
pueden medir
Tal el
estrambote
La
infinitosemia y
La
coherencia definitiva.
Aunque
pensándolo bien no es extraño
Que de
Baudelaire a hoy
Haya pasado
mucho tiempo.
LA GOMERA:
1. PEDRO
GARCÍA CABRERA (LA GOMERA)
Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado.
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisen sus orillas.
Solo no estoy. Están conmigo siempre
horizontes y manos de esperanza,
aquellos que no cesan
de mirarse la cara en sus heridas,
aquellos que no pierden
el corazón y el rumbo en las tormentas,
los que lloran de rabia
y se tragan el tiempo en carne viva.
Y cuando mis palabras se liberen
del combate en que muero y en que vivo
la alegría del mar le pido a todos
cuantos partan su pan en esa isla
que no sea silencio amordazado.
que no sea silencio amordazado.
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisen sus orillas.
Solo no estoy. Están conmigo siempre
horizontes y manos de esperanza,
aquellos que no cesan
de mirarse la cara en sus heridas,
aquellos que no pierden
el corazón y el rumbo en las tormentas,
los que lloran de rabia
y se tragan el tiempo en carne viva.
Y cuando mis palabras se liberen
del combate en que muero y en que vivo
la alegría del mar le pido a todos
cuantos partan su pan en esa isla
que no sea silencio amordazado.
2. ISABEL
MEDINA (LA GOMERA)
YA NO SOY UNA
ISLA.
Te amo y sé que mi puerta no es el agua
Ni mi corazón un desierto.
Si pudiera guardarme,
Como guarda el avaro su tesoro,
Mi amor se pudriría entre sollozos
Y mi arpegio en estruendos de agonía.
Porque te amo sé que me importan
Otro llanto y otra noche,
Otra oscuridad y otras tinieblas.
Los contornos de mi isla se diluyen
En el mar siempre gris de la injusticia,
En la noche silenciosa de los cuervos.
Adiviné que tú y yo, tu cara y la mía,
Se sonríen con la risa de los niños
Y se lloran en el mar de los lamentos.
La savia de las rocas
Me dirá de islas y desiertos,
Me hablará de miedos y de ausencias.
Y estaremos en el duro corazón de los basaltos
Y en la llama inextinguible de los sueños.
Te amo y sé que mi puerta no es el agua
Ni mi corazón un desierto.
Si pudiera guardarme,
Como guarda el avaro su tesoro,
Mi amor se pudriría entre sollozos
Y mi arpegio en estruendos de agonía.
Porque te amo sé que me importan
Otro llanto y otra noche,
Otra oscuridad y otras tinieblas.
Los contornos de mi isla se diluyen
En el mar siempre gris de la injusticia,
En la noche silenciosa de los cuervos.
Adiviné que tú y yo, tu cara y la mía,
Se sonríen con la risa de los niños
Y se lloran en el mar de los lamentos.
La savia de las rocas
Me dirá de islas y desiertos,
Me hablará de miedos y de ausencias.
Y estaremos en el duro corazón de los basaltos
Y en la llama inextinguible de los sueños.
3. FÉLIX
CASANOVA DE AYALA (LA GOMERA)
Sólo el traje de los marinos
Me trae el mar y las distancias,
Los rumbos y las caracolas.
Aquel azul de tu vestido,
la amarga esencia de la tarde
cristalizada en verdes mares.
Así la luz, la sed, el viento,
Mi antiguo traje marinero,
Tu blanca estela de gaviota,
Desde la humilde playa sola
Donde quedaron los recuerdos.
Se está durmiendo la noche;
4. CESARINA
BENTO (AGULO)
Cuando
miro la noche estrellada
Y
la luna esplendente en el cielo
Pienso
en Dios, y un dulce consuelo
Mi
alma triste comienza a invadir.
Y
si miro ese campo espacioso,
Adornado
de ceibas y palmas
Me
parece un asilo de almas
Destinadas
por Dios a vivir.
Que allá en el fondo de mi mente ardía
Y era mi patria regresar un día
Y allí, bajo su cielo transparente
A la sombra del haya y los viñátigos
Alejados del mundo inconsecuente
Do sólo se hallan seres apáticos,
Vivir unidos por amor ardiente
Y sin oír discursos enigmáticos,
Que aun dura allí semilla primera,
Se puede ser feliz en La Gomera.
5. JOSÉ
Y PEDRO BETHENCOURT PADILLA (AGULO)
Pedro
El divino mensaje (Salmos): vs.40-44
Yo quiero ser tan sólo el
mensajero errante
Que teje con sus rimas los
más fraternos lazos.
Para abarcar el Orbe,
quiero en mi afán constante
Abrir
como la cruz de Redentor mis brazos...
He lanzado mi voz y no me
importa.
Si los hombres negáronse a
escucharla,
Yo sé que por los siglos de
los siglos,
Y a pesar de los hombres y
de las razas,
Por todos los confines de
la tierra
Repetirán
el eco las montañas!...
La tierra (1934):
El hombre es el dolor; acaso el
único
dolor que la atormenta.
Si no fueran los astros;
si no fueran
el mar, el viento, el río... ¿quién diría
lo que tal vez decir quiere la Tierra?
El canto que ella inspira
no lo ha dicho jamás ningún poeta.
La Tierra pide un canto
de piedad a los hombres que la pueblan.
La Tierra tiene voz; pero las almas
están sordas. La Tierra
llora por todos; pero...
¡las almas están ciegas!
dolor que la atormenta.
Si no fueran los astros;
si no fueran
el mar, el viento, el río... ¿quién diría
lo que tal vez decir quiere la Tierra?
El canto que ella inspira
no lo ha dicho jamás ningún poeta.
La Tierra pide un canto
de piedad a los hombres que la pueblan.
La Tierra tiene voz; pero las almas
están sordas. La Tierra
llora por todos; pero...
¡las almas están ciegas!
6. ANTONIO
JESÚS TRUJILLO ARMAS (AGULO).
El
salmo del sendero
Estas
peñas de mi pueblo
Que se
elevan
Que se
elevan...
Estas
grutas milenarias
–guanchinescas–
–guanchinescas...–
Estas
cascadas que lloran
Mensajeras
Mensajeras...
Y estas montañas agrestes
Sin
praderas,
Cómo me
hablan de las huellas
De un
poeta...!
De un
poeta que extendióse en sus remansos
Su
melena,
De una
poeta que alumbró con su pupila
Lo
recóndito y dormido
De sus
salvajes veredas.
Cómo me
hablan,
Cómo me hablan de las huellas de un poeta...!
El poeta y la isla. La Gomera
La
Gomera es, pues, isla
ideal
para el ensueño. De allí
proceden
Pedro Bethencourt
y José
Aguiar, ambas figuras
señeras
de la intelectualidad
canaria.
El uno con su
rima
portentosa, mística y
enteramente
asimilada; el
otro,
que supo robar fulgores
al sol
caliente de Agulo para
llevar
por el mundo entero el
sortilegio
de su paleta pictórica
y
clavar por doquier el
banderín
de sus innegables
merecimientos artísticos.
Hasta
el día de su muerte, numerosos
fueron
los poemas publicados
en
la prensa de la época, así
como
su asistencia a diversas
veladas
poéticas celebradas no
solo
en su isla residencial, sino
también
en La Gomera, volviendo
a
Agulo en 1954 para celebrar las
fiestas
de Las Mercedes como
pregonero,
dejándonos una de las
más
exquisitas descripciones de
prosa
poética dedicadas al municipio
gomero
jamás escritas:
Si península es –transcribimos
aquí la definición dada por la Real
Academia de la Lengua– "una
porción de tierra cercada por el
aguda y sólo unida con la tierra
firme por una parte no muy ancha",
Agulo –nos referimos escuetamente
al caso del pueblo– podría tener
igual definición, ora que forzando
los términos: una hermosa y
natural meseta convertida por la
mano del hombre en productivas
fincas, semicircuída por altos y
uniformes riscos y volcada hacia el
mar por su parte más ancha.
Si se tratara aquí de una
verdadera lección de geografía, y una vez
el alumno en posesión de la idea
de península, mediante la cual lo
coloca en condiciones de seguir
adelante, el maestro proseguiría
su explicación diciéndole
seguidamente el contorno y configuración
de la misma, etc., hasta culminar
en el aspecto humano que la
informa, punto con el que daría
fin a su estudio.
Así, del pueblo de Agulo vamos a
ver cómo es su contorno y configuración:
para ahorrarnos tiempo, existe una
palabra clave que
nos viene a demostrar la forma del
contorno del pueblo: la de su
propio nombre, Agulo.
La palabra Agulo, según las
referencias que tenemos, ha pasado
por tres frases evolutivas a
través del tiempo. Primeramente fue
"ángulo", después, con
acento prosódico en la "u", "angulo", y, finalmente,
creo ya inalterable, Agulo, tal
como suena.
Así que el término geométrico
"ángulo", con que fue denominado
prístinamente el pueblo después de
la conquista, debe tener una
relación con la forma de los
riscos que los semicircundan (en razones orográficas se fundan los nombres de
muchos pueblos)... En
efecto, los riscos del pueblo de
Agulo, casi inaccesibles, compactos
y uniformes, con un nivel de altura
de ochenta a cien metros,
diríase un cinturón colosal,
forman, en lo que pudiéramos llamar el
vértice –sitio que se conoce con
el nombre del Ancón–, todo un ángulo
pétreo. Una vez más, la geometría
de unas peñas da nombre a
un pueblo: Agulo. ¡Como si
hubiesen sido geómetras los habitantes
que lo fundaron!.
Ahora procuremos subir, lector,
por los "Pasos" –vereda guanche
en forma de escalera que da acceso
hasta el filo del mismo–, camino
para el monte, a fin de contemplar
el pueblo propiamente dicho
a vista de águila.
Desde este punto prominente en que
nos encontramos se nos
presenta Agulo con un aspecto
panorámico verdaderamente jovial
y pintoresco. Diríase un doncel
encantado en la prisión de sus
propios riscos, con su mar
arrulladora al fondo; con su completo
platanal en productividad, erguido
todo él sobre su plataforma
natural como un gran balcón
volcado hacia la mar. Y analizando el
conjunto de las casas que integran
el pueblo, notamos que éstas
constituyen tres grupos o manzanas
casi idénticos, a la derecha,
al centro otro y a la izquierda el
último. Núcleos de viviendas denominadas,
respectivamente: La Montañeta, Las
Casas y El Charco.
Esto es, pues, en sencillos rasgos
y en su aspecto físico, el pueblo
de
Agulo, amable lector.
7. EDUARDO
GONZÁLEZ ASCANIO (VALLE GRAN REY).
Se está durmiendo la noche
A Noel Olivares
Se está durmiendo la noche;
el firmamento cansado
desfallece y gotea
harto
del recorrido ciego de los astros.
Se está durmiendo la noche;
se le ablandan los ojos,
se le derrite la lágrima
Nanas que no se oyen
la atraen como a un cometa en celo
sostenido en el vértigo de un réquiem.
Se está durmiendo a pedazos,
desprendida de sí
y cae
como un pétalo sumiso
que se dispersa en láminas de estaño,
en un sueño de miles de años luz
por escapar de mi noche.