En este fragmento de Dostoieski, vemos a un personaje, Aleseiyi Ivanovich, que es adicto al juego. Continuamente, juega, pierde, juega, pierde... en un ciclo que no tiene fin. De hecho, enseña a la "bábuchka" a jugar, mostrándole los pasos que debe seguir para ganar. Por tanto, es un personaje encerrado en un mundo del que no puede escapar, algo así como una prisión con ruletas rusas.
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