Al igual que Antón Chéjov, Dostoeiski hace una crítica a la sociedad rusa, porque el jugador representaría a esos ciudadanos rusos que pierden su tiempo en el juego. Incluso se parece a Dorian Gray, debido a que, se pierde a sí mismo, dando tumbos por la vida. Respecto a la clara crítica del escritor ruso, observamos la misma situación en El jardín de los cerezos de Chéjov, donde el estudiante, Trofimov, remite contra los aristócratas rusos que gastan y gastan, pero no trabajan ni hacen nada provechoso.
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