Unamuno es un escritor magistral y esto se observa con creces en esta obra: San Manuel Bueno Mártir, en la que se da la paradoja tan propia en este escritor. En esta ocasión, nos presenta la historia de don Manuel, narrada por su hija espiritual, Ángela Carballino. Esta nos explica cómo era este cura y, sobre todo, nos revela su gran secreto: no creía en Dios. Y sobre esto se va a mover toda la obra, hasta el punto de que el pueblo no lo sabe. No obstante, don Manuel está preocupado por esta situación e incluso se le pasa por la cabeza suicidarse, si bien no lo hace porque sabe que el pueblo lo necesita, su Valverde de Lucerna con la montaña y el lago.
Aquí llega Lázaro, el hermano de Ángela, de América y dice lo disgustado que está con la situación del pueblo, puesto que para él representa el retraso de España frente a otras partes del mundo. Esto está escrito en clave noventayochista, dado que España había perdido todas sus colonias y esto preocupaba mucho a los intelectuales de la época. Por eso, Valverde de Lucerna representa a esa España todavía con retazos medievales que debe caminar hacia el futuro.
Por otro lado, Unamuno usa la conocida técnica del manuscrito encontrado, donde dice que a él le llegan las memorias de Ángela Carballino y solamente se limita a pasarlas por escrito y corregir algunas cosas. Esto es una manera de captar la atención del lector y hacerle dudar sobre la autoría del escritor; una especie de juego literario.