En este fragmento de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Pablo Neruda hace un canto al amor, pero sobre todo al amor juvenil, ese amor imperecedero. Magiltralmente, nos muestra una poesía vinculada a la naturaleza y esta también sabe que el poeta está enamorado. Al igual que Bécquer, la naturaleza participa de ese amor. Recordemos la rima del poeta sevillano:
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada,
oigo flotando en olas de armonías
rumor de besos y batir de alas,
mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?
—¡Es el amor que pasa!
Es una poesía cargada de metáforas y comparaciones, algunas de ellas muy sensoriales. Las exclamaciones son también características, aportando a los versos la expresión de un amor pasional.
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